El afecto es una necesidad básica común a todos los seres humanos. Como cualquier otra necesidad, necesitamos cubrirla y, en este caso, lo hacemos mediante el contacto con otras personas, generalmente de nuestro entorno más próximo. Por tanto, a través de las relaciones con otras personas, podemos satisfacer una necesidad básica humana.
De alguna manera necesitamos a otras personas para vivir, y esto en sí mismo no es perjudicial, el problema surge cuando utilizamos las relaciones (generalmente íntimas), para cubrir carencias afectivas que tienen su raíz en experiencias más tempranas. Cuando esto sucede, la persona que es emocionalmente dependiente se siente incapaz de funcionar sin la presencia y el apoyo de otra, dando lugar a una serie de comportamientos adictivos que configuran relaciones asimétricas.
Cómo saber si tengo dependencia emocional
Algunos de los síntomas que me pueden ayudar a identificar si tengo dependencia emocional son:
- Dificultad para estar solo: se hace complicado no tener pareja y cuando la tengo, me cuestan los momentos en los que no está cerca o haciendo planes conmigo.
- Evito dar mi opinión para no discutir ni disgustar a mi pareja; tiendo a ser sumiso.
- Suelo sentirme inferior a otros (incluida mi pareja) y, respecto a mi pareja, tengo la sensación de no ser suficiente para él/ella.
- Me obsesiono con la idea de ser engañado.
- Veo y siento que la relación ya no funciona pero me autoengaño porque aceptarlo se me hace muy duro y trato de autoconvencerme pensando que al final conseguiremos que funcione.
- Tengo pensamientos irracionales del tipo: “sin él/ella no soy nada”, “no voy a encontrar a nadie que me quiera/a quien querer igual”…
- Acepto o permito cosas que en realidad no me gustan pero no me atrevo a decirlo porque no quiero problemas.
- Tiendo a idealizar a mis parejas de tal forma que no soy capaz de ver nada negativo en ellas.
- Pueden darse también otro tipo de dependencias: económica, doméstica…
¿Qué puedo hacer si tengo dependencia emocional?
Son diversas las causas que pueden originar dependencia emocional, entre ellas podemos hablar de una autoestima baja, miedos (p.ej., miedo a la soledad, a no ser suficiente, a no encontrar pareja…), un estilo de apego inseguro o experiencias personales que hayan podido reforzar la idea de que no somos lo suficientemente buenos para ser queridos.
En cualquiera de estos casos, no significa que haya “algo malo” en la persona, sencillamente no tuvo la oportunidad de realizar los aprendizajes ni de vivir experiencias que fueran lo suficientemente seguras para sentir esa seguridad en sí mismo y crear una base firme de autoapoyo. En las sesiones de psicoterapia se trabajan estos y otros aspectos con el fin de que la persona logre conocerse, comprenderse y pueda empezar a construir otras maneras de relacionarse con el entorno que sean sanas, satisfactorias y no-dependientes.