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¿Quién no se ha preguntado alguna vez si sentir celos es algo normal? Pues bien, los celos es una reacción inherente al ser humano. Suele generar ansiedad, malestar y preocupación y muchas veces no se logra tener control sobre ellos. Aparecen cuando se teme perder algo o a alguien muy preciado para nosotros.

Se juegan en el inconsciente y, con frecuencia, tienen la base en experiencias infantiles: creer que no se es importante para para la persona que se ama, o no haberse sentido cuidado adecuadamente, padecer abandono emocional y/o físico, no haber sido objeto de suficiente reconocimiento, etc. Todo ello puede desembocar en baja autoestima, inseguridad haciendo dudar del propio valor como persona. Los celos, a menudo, van correlacionados con el temor a la soledad y el abandono, de ahí la necesidad de retener a toda costa al objeto amado.

Podríamos distinguir varias categorías de celos:

– CELOS NORMALES. Se define como miedo a perder algo muy valioso , normalmente al ser amado. La reacción de celos es proporcional a la situación que los ha creado y la persona es capaz de mantener el control sobre los mismos.

– CELOS INFANTILES. Suelen manifestarse cuando el niño percibe, erróneamente o no, que sus figuras de apego (padres, familiares, cuidadores, etc) dirigen su afecto a otro y sienten la amenaza de no ser valioso para ellos.

– CELOS DE PAREJA. Son los más habituales. Sus síntomas son la desconfianza, sospecha, temor a perder al ser querido, entre otros. Los celos no son una muestra de amor, a menudo son un mecanismo de control: que no mire, no se relacione o no disfrute con otras personas. Pueden llegar a ser asfixiantes para quien los padece y ser devastadores para la relación de pareja.

– CELOS LABORALES. Se manifiestan cuando s e piensa que el otro disfruta de un beneficio profesional que le ha sido sustraído a él (ascensos, mejoras, prebendas, etc). Acostumbran a estar relacionados con la percepción de no tener las habilidades laborales necesarias o, por otro lado, ser víctima de una injusticia (típico de personalidades narcisistas).

– CELOS PATOLÓGICOS. Cualquier categoría mencionada arriba puede llegar a ser patológica. Se caracteriza por un alta intensidad de los mismos, rayando el delirio o la obsesión. Aparecen en personalidades de tipo paranoide, obsesiva o esquizoide. En la celotipia existe una distorsión de la realidad. El sujeto percibe que existe un grave riesgo de perder al objeto amado. El estado de alerta es constante tratando de discernir cualquier detalle (real o imaginario) que le confirme sus temores.

Las consecuencias de los celos pueden ser graves provocando alteraciones en la salud tanto física (tensión arterial alta, taquicardía, etc.) como psicológica (ansiedad, depresión, irritabilidad, etc.)

El Psicólogo es un gran aliado para controlar los celos. El trabajo terapéutico proporciona las herramientas necesarias para entenderlos y manejarlos de forma eficaz y sana.