
El contexto en las relaciones de pareja
En muchas situaciones de la vida, lo más evidente, lo más cercano a nosotros, nos pasa desapercibido. Sin embargo esos aspectos inconscientes tienen una influencia capital en el desarrollo de nuestras interacciones y comportamientos. El comportamiento implica conceptos como la repetición, el aprendizaje, la memoria,…el olvido. También sabemos que todo comportamiento se da en un contexto ( físico, normativo, cultural, etc…). Es ese contexto el que en muchos momentos no tenemos en cuenta. Está presente e influye, pero no somos conscientes de hasta qué punto lo hace.
Sabemos que para que una relación de pareja vaya bien, es necesario que haya unas condiciones mínimas de: respeto a las normas y a las personas, tener momentos de interacción placentera en común y también tener momentos de disfrute individual en contextos diferentes a la relacion de pareja como pueden ser las amistades, el trabajo y algunas actividades de ocio que se hacen en solitario (p.e. leer o hacer bricolage). Y no podemos dejar de lado la más importante de todas ellas, que es el amor, ese torrente de deseo, cariño, generosidad y empatía hacia la otra persona con la que muchos compartimos la vida.
Contexto para que una relación funcione
Para que una relación de pareja se desarrolle y se mantenga, se tienen que dar unas situaciones de contexto que sean recurrentes y estables. De no ser así, por mucho interés y voluntarismo de las partes, es seguro que, al cabo de un tiempo, termina por descomponerse y entonces, como mucho, quedan de ella los aspectos formales, claramente insatisfactorios.
Pongamos algunos ejemplos de situaciones condicionales de descomposición de la relación:
- Si existe un compromiso de fidelidad y alguna de las partes lo rompe.
- Si hay chillidos y agresividad en las comunicaciones.
- Si hay engaño.
- Si se dejan de realizar actividades en común (sexo, dormir juntos, comer juntos, ver una película o dar un paseo juntos, hablar regularmente, aunque no haya pasado nada relevante, comunicar las emociones que se sienten por la otra persona, abrazarse, besarse, validarse, etc..).
- Si existe desconfianza de una parte, cuando la otra parte realiza actividades fuera de la relación de pareja.
- Si acaparas el tiempo de la otra parte sin permitir que pueda hacer cosas en solitario.
- Etc…
Estos ejemplos son los habituales y que a cualquier persona se le pueden ocurrir, pero hay muchos otros más sutiles, que parece que son menos importantes, pero que producen un desgaste enorme de la relación. Uno de ellos es el que se produce cuando uno de los miembros de la pareja tiene algún problema de salud o de conducta, como roncar, jugar con el móvil, etc. La situación puede que llegue a ser muy desagradable para la otra persona y que por ello decida irse a dormir a otra habitación. Al principio no parece pasar gran cosa, pero con el tiempo en muchas parejas se va perdiendo el contacto físico, la frecuencia en las relaciones sexuales, se propician conductas de comunicación por redes sociales con otras personas … y se siembra el germen de la desidia, de la falta de comunicación, de la falta de deseo e incluso de la infidelidad.
Es como le pasa a la rana cuando le calientas poco a poco el agua donde está. No percibe el cambio de temperatura como importante, lo va dejando, hasta que ya es letal e inevitable.
Es necesario, es imprescindible, hacer conscientes esas cosas, porque tan importante es el qué como el cómo, lo formal como lo material, el ser como el parecer. Es imprescindible hablar de ello, pero si cabe es muy importante que cada uno asuma de modo activo el cuidado de esas situaciones cotidianas e intente poner de su parte para mantener en buen estado la relación de pareja y para ello acudir a un psicólogo en terapia de parejas siempre ayudará con el proceso.
La clave de la pareja y su contexto
La clave como siempre está en la empatía, en ponerse en el lugar del otro. Pero en estos tiempos se habla en vano de esa empatía por el otro, al mismo tiempo que se ceba el narcisismo, y el hacer sentirse a uno como el centro del universo (egocentrismo). De ese modo, inconscientemente, se van cortando los fundamentos del amor (comunicación, compromiso, interdependencia, respeto…. ) y de la vida en pareja. Porque el narcisismo apunta solo a uno, siendo de signo contrario al amor, que apunta al otro.
El narcisismo y el egocentrismo son efímeros y, en la mayoría de las personas, conduce a la soledad, al consumismo, a la eterna insatisfacción, a la ansiedad y a la tristeza.
Quizá vaya siendo hora de ponerse manos a la obra…¿no crees?. Un cambio de esas pequeñas cosas a las que damos poca relevancia, pero que se repiten continuamente y terminan por ser las más importantes.



Un caso de Conflicto entre Padres, Amigos y Adolescentes
