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Cómo ayudar a una persona con depresión

Como ayudar a personas con depresion

Dos casos de depresión. Cómo podemos ayudar

En la consulta de un profesional son muy habituales los transtornos del estado de ánimo. Recientemente he atendido dos casos diagnosticados como “transtorno depresivo”.
Uno de esos casos es el de un empresario de la construcción de 42 años que, a consecuencia de un impago de un cliente, ha tenido que presentar un concurso de acreedores, lo que supone el cierre de su empresa, el despido de sus 28 empleados y el embargo de los bienes más importantes.
Otro caso es el de un varón de 42 años, hijo único de una familia de clase media. Esta persona nunca ha trabajado, ni ha tenido relaciones de pareja, e incluso aún está sin operar de fimosis, siendo para él esta una situación que le genera una disfuncionalidad sexual importante. Sus padres se hacen mayores y, ante la tesitura anticipatoria de quedarse sólo y desamparado, su estado de ánimo se ha venido abajo.

La soluciones o ayudas que tradicionalmente se llevan a cabo, se basan en la farmacología y en la interacción con la persona deprimida, casi siempre sin un conocimiento exhaustivo de los procesos psíquicos en que se encuentra la persona deprimida.
Normalmente esas soluciones son insuficientes, por lo que nosotros recomendamos hacer un buen análisis y diagnóstico de la situación. Con ello estaremos en condiciones de desarrollar un plan de acción para dar soluciones a las dificultades observadas y/o para potenciar los factores con los que ya contamos y que nos pueden ser de ayuda.
En los dos casos planteados, como se puede deducir, las personalidades de las dos personas son diferentes, aunque su diagnóstico es el mismo. Para una intervención eficaz, es muy necesario una evaluación pormenorizada de la situación y, en particular, cuando la depresión es severa, es casi imprescindible contar con la ayuda de un profesional de la psicología.

Agitación o retraso psicomotor casi todos los días

Lo primero a considerar sería comentar lo que es estar en situación de depresión. Para el Manual de Diagnóstico de los Transtornos Mentales DSM V, la situación depresiva tiene las siguientes características:

  • Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días.
  • Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades la mayor parte del día, casi todos los días.
  • Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso.
  • Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
  • Agitación o retraso psicomotor casi todos los días.
  • Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante) casi todos los días.
  • Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos los días. Pensamientos de muerte recurrentes (no sólo miedo a morir), ideas suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo.

Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica.

El episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no especificado del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.

Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco.

Como se puede observar, la descripción anterior es una lista de síntomas, que con la medicación intenta tratar.
Sin embargo, esos síntomas, en la mayor parte de los casos, especialmente cuando la depresión tiene causas exógenas, tienen como causa una situación de indefensión y una personalidad específica.

 

El tratamiento psicológico de la Depresión

Los psicólogos expertos piensan que es mejor tratar las causas y no sólo los síntomas, y por ello trabajamos, entre otras causas, la indefensión, que suele ser la más importante de ellas.
En los procesos de indefensión, las personas se encuentran en situaciones aversivas (objetiva o subjetivamente percibidas), donde es difícil o imposible predecir y controlar las circunstancias que pueden suponer un cambio para poder escapar o evitar dicha situación.
Hay dos actuaciones que son, por tanto, la clave en la estrategia inicial de tratamiento psicológico de la depresión:
Hacer las situaciones más predecibles.
Hacer las situaciones más controlables.
Hemos de trabajar, por ello, para que las personas salgan de sus entornos de malestar y recuperen parcelas de tranquilidad y bienestar.


La persona deprimida de forma severa, tiene complicado el cambio con sus propios medios. Por eso necesita el apoyo del profesional experto, cuya misión es elaborar un plan de acción y ayudar en la coordinación de recursos materiales y humanos del entorno de la persona deprimida, que le haga salir de su situación de malestar.
El objetivo final de ese plan es que la persona vuelva a recuperar las riendas de su vida, sin esa dependencia de terceros.
Por seguir con los dos ejemplos del principio: el plan con el empresario de la construcción ha de conllevar procesar el “duelo” que supone el concurso de acreedores, afrontar las emociones de vergüenza que le impiden volver a socializarse, motivar para la realización de otras actividades laborales, afianzar otras áreas de su vida, etc…
En el segundo caso, el plan conlleva que dicha persona se opere de fimosis, que adquiera competencias para la autonomía personal, que defina y aprenda alguna actividad que le capacite para trabajar, que mejore las relaciones con las personas en general y en especial con las chicas, etc…
La colaboración con personas del entorno de los pacientes en la intervención de sus problemas es de mucha importancia y forman una parte importante del desarrollo de la planificación de cada caso.


En la medida en que las personas vayan mejorando su capacidad de predicción y control de la situación, se irá pasando de la fase de tratamiento intensivo (que por regla general suele tener una frecuencia semanal de las sesiones) a la fase de seguimiento.
La intervención entrará en fase de seguimiento en la medida en que la persona vaya recuperando el control de las áreas más importantes de su vida. En las sesiones de seguimiento el psicólogo dará pautas, contrastará conocimientos y opiniones, validará las acciones de predicción y control del paciente, etc…
Si en esas sesiones de seguimiento se constata una estabilidad en la obtención de bienestar (logro y/o mantenimiento de aquello que uno desea) finalmente se da el caso por concluido.